El origen del barco
El hombre comenzó a construir barcos y a emprender viajes por el mar motivado por dos distintos impulsos: el impulso de emigración, o sea, para encontrar tierras mejores donde instalarse, y el impulso de comerciar con otras gentes.
Ambas actividades provocaron conflictos y, por consiguiente, nació la necesidad de combatir en el mar. Los tipos fundamentales de barcos o naves, por lo tanto, fueron tres:
- Barcos para transportar personas
- Barcos de transporte de mercancías
- Barcos de guerra
La evolución del barco
Las naves egipcias eran de vela o de remo y se usaban principalmente para el transporte a lo largo del río Nilo, de pesadas piedras y troncos, que se utilizaban para la construcción de las pirámides.
Las primeras embarcaciones para navegar por el mar, sin embargo, fueron obra de los habitantes de una isla griega, Creta, que comerciaban con muchos países de las costas del Mediterráneo.Navío del Antiguo Egipto
Las birremes y trirremes griegas y romanas, dotadas de amplias velas, fueron las típicas naves de guerra de la antigüedad.
En la Edad Media los vikingos construían un barco más sólido, el drakkar, adaptado no solo al combate, sino también a los largos viajes de exploración y conquista que este pueblo del norte, marinero y guerrero, llevó a cabo a través del Atlántico.Nave vikinga
Al mismo tiempo que el velamen, en los siguientes siglos, era cada vez mayor y más eficaz, los barcos mercantes prescindieron de los remos; pero éstos no fueron abandonados en los de guerra hasta mucho más tarde.
En el Mediterráneo, velas y remos al mismo tiempo fueron empleados en las galeras francesas y venecianas hasta comienzos del siglo XVIII. Los remos aseguraban una ventaja : permitían mover la nave sin viento, cosa que, en combate, era importante.
Los grandes siglos de la navegación, los que presenciaron los grandes viajes de exploración del mundo, fueron el XV y el XVI. Cristóbal Colón (1451 – 1506), con una carabela de apenas 21 metros, descubrió América.
Le siguieron otros famosos navegantes, como Cabot, Vespucio, Vasco de Gama y, los primeros en dar la vuelta al mundo, Fernando de Magallanes (1480 – 1521) y Juan Sebastián Elcano (1476 – 1526). Descubierto el Nuevo Mundo, los grandes galeones españoles y portugueses comenzaron a surcar el océano Atlántico con preciadas cargas a bordo.
Las guerras entre españoles, ingleses y franceses provocaron un gran desarrollo en la navegación de vela. Así apareció el que puede ser considerado como el acorazado de aquellos tiempos: el bajel. Otros barcos de vela algo menores eran las fragatas y las corbetas de la marina de guerra; los bergantines y las goletas, para transporte de mercancías, y los grandes pesqueros de alta mar.
Cuando a comienzos del siglo XIX se vieron los rudimentario y primeros barcos de vapor, nadie les dio mucha importancia. Los marinos los despreciaban y les tenían temor, creyéndolos mucho menos eficaces que los veleros para afrontar el mar tempestuoso: preferían la elegancia de los veloces Clipper, las naves más bellas que jamás se hayan construido.
Pero después el barco de vapor, poco a poco, fue perfeccionado; a mediados de dicho siglo XIX, pasó a formar parte de la marina de guerra, y a comienzos del siglo XX, el vapor había sustituido a la vela en los barcos mercantes, que son los usados para transportar mercancías.
En las últimas décadas, los barcos han sufrido grandes transformaciones: el motor de explosión ha desplazado al vapor y ya existen algunos buques de guerra y mercantes con motores atómicos.
Pero, aparte del sistema de energía para el funcionamiento del motor, han cambiado los tipos de barcos que salen de los astilleros durante la sugestiva ceremonia de la botadura, que tiene efecto cuando la nave desciende al mar desde la grada en que ha sido construida.
Los buques de guerra, por ejemplo, se han modificado al perfeccionarse el armamento: el portaaviones, verdadero aeropuerto flotante, fue el protagonista de la segunda Guerra Mundial. Los cruceros, barcos de guerra de medianas dimensiones, están hoy dotados de misiles y de cañones antiaéreos.
Los transatlánticos, enormes navíos para el transporte de pasajeros en las largas travesías, colosos de los mares desde principios del siglo XX hasta la Segunda Guerra Mundial, han perdido parte de su importancia debido a la competencia de que son objeto por parte de la aviación.
Fuente:
Publicar un comentario