Bajo un árbol de recuerdo que lleva tu nombre
Me desvanezco.
Tomo los silencios milenarios que quisiera callar una vez más.
Los tomo en el charco de sangre, donde me sostengo última.
Cruzan la línea de los ojos
Las caritas de aquellos niños, para quienes la música fue negada.
Todo duele más, bajo sus sombras de invierno.
Otoño, ven y llévame,
Ya me han arrancado del árbol,
Ya volé lejos, tan lejos como la lejanía de un abrazo ausente.
Ya me columpié en las heridas
Ya me rendí y volví a empezar.
Pero sigo ahí, sácame, llévame
Que la lluvia de su sangre, me hace daño.
Viento, acurrúcame en tu dialecto de locos
Que seré tu piel, y mi sangre
Me llora el alma, su lluvia y lejanía.
Pájaros y sombras grises
un abrazo adherido al alma...
no deja de llorar
mientras sigue
desvanecida...
Fran Nicolle León Riveros
Publicar un comentario