El uso de los jugos de frutas en padecimientos cardíacos, renales y circulatorios por los minerales que poseen como sodio, potasio y por su contenido en azúcares o hidratos de carbono (moléculas formadas por hidrógeno, oxígeno y carbono) son importantes por ser un alimento energético de fácil asimilación y utilización por el organismo.
Es necesario el aporte vitamínico que se encuentra en dichos alimentos, pero la cantidad de nutrientes no es uniforme. Así tenemos que aquellos que están en mayor proporción son la vitamina A, el complejo B (B1, B2, B6, B12), las vitaminas C y E (antioxidantes), la vitamina D que ayuda a la fijación del calcio, la vitamina K o antihemorrágica, en menor proporción tenemos las vitaminas B3, B15, B17, la vitamina H, el inositol, el ácido fólico,el ácido pantoténico y la carnitina, sin olvidarse del agua que actúa como catalizador de las reacciones químicas del cuerpo.
Casi todas las combinaciones de frutas y verduras u hortalizas frescas son compatibles, con la única excepción de los cítricos, el melón y la sandía; estos últimos deben tomarse solos.
Para que esta clase de terapia tenga buen efecto terapéutico, o un efecto revitalizante, las frutas y las verduras deben estar maduras, frescas, íntegras, naturales y libres de productos químicos.
Algo importante en todas las bebidas de frutas es elegir la base líquida de alguna fruta, lo mismo que en las verduras, pues una particularidad de los jugos es que su digestión se efectúa en la tercera fase, o sea, en el intestino delgado: los azucares, los almidones o féculas y las grasas son degradados y absorbidos en esta secuencia, siendo el procesamiento final de éstos en el hígado.
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