no lloraría por miedo a perderte
dejaría que lentamente descendieras por mi cara,
y en ese recorrido
te quitaría un trocito,
cuando estuvieras a la altura de mis labios
para poder saborearte ,
dejando que después
siguieras tu camino
recorriendo, así, suavemente
mi cuello, bajando hasta mis pechos,
descendido poco a poco
hasta llegar a ese lugar ...
en el que te pediría que te quedases
hasta fundirnos en uno ...
hasta fundirnos en un montón de lágrimas
que dejarías depositadas dentro de mi.
Si fueras una lágrima ...
...
...
Maria Glez Méndez
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