Surcan los mares del inconsciente.
Subyugan tu alma
entre las sombras de la obscuridad.
Atemorizan tu corazón
como los barrotes de la jaula
a aquel pobre jilguero.
Atan tus pensamientos
sin permitirles
una brizna de libertad.
Queman tu corazón
con palabras de dolor.
Arrasan tus días
cual boca de dragón en llamas.
... como almas en pena ...
Maria Glez Méndez
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