Ya los sueños desgastados perdieron el brillo de su esperanza.
Las ilusiones se marchitaron entre verdades de dolor, llevándose la magia de tu sonrisa engarzada entre sus alas.
El reflejo de tu mirada agoniza entre la espesura de la mañana.
Tus manos llenas de soledades suspiran.
Y tu corazón solitario se retira a la cueva del olvido.
Maria Glez Méndez
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