La víctima:
Es una persona que es o ha sido dañada por otra, o por una fuerza mayor.
El abuso es difícil de detectar, porque las víctimas tienden a:
- Disminuir o esconder el abuso que padecen: como un hábito que han hecho por años para no sentirse en peligro, han aprendido a decir que no es para tanto. El temor a denunciarlo es muy alto, debido a que esperan un castigo mayor del que reciben actualmente. Se sienten atrapados y sin salida.
- No etiquetan el abuso como tal: justifican de muchas formas la conducta dañina del otro. Dicen "hay que comprenderlo", está cansado, tuvo un mal día, tal vez la comida no estaba como la esperaba, etc.
- Se culpan a sí mismos: entienden como comprensible que se les grite, amenace, golpee, insulte, porque sienten culpa de haber provocado la ira en el otro. Piensan que ya para ahora deberían saber mejor cómo actuar para no provocar su incomodidad. Se sienten incomprendidos.
- Creen que su pareja es invencible: el nivel de temor es tal, que no pueden pensar que alguien sea más poderoso que su pareja.
- Están desvalidos: deben quedarse ahí, porque no ven soluciones posibles.
- Manipulan: aprenden a "jugar sus cartas" para mantenerse libres de maltratos, inventando todo tipo de estrategias manipulativas para evitar la ira en el otro; o lo que es peor, que los abandonen.
- Están enganchados en un juego psicológico: así han concebido la vida, esto es lo que conocen como amor y piensan que esa es la única forma de vida que existe. Como dice el dicho: "quien te quiere, te aporrea".
- Justifican al abusador: es un juego de control, manipulación, jugar al "gato y al ratón". Disminuyen las acciones, palabras, peligro, ira, enojo del otro, el temor y estar expuestos a estas experiencias irreales, les coarta su capacidad de pensar racionalmente.
- Dudan de si lo provocaron o lo merecían: el nivel de irrealidad es tal, que ya no saben qué pensar. Llegan a creer que lo provocaron y que merecían un castigo.
- Viven con temor: como los abusadores cambian tanto, las personas que viven con ellos pueden no saber qué esperar en diferentes situaciones, haciéndoles dudar de lo que va a ocurrir.
- Están dentro de una guerra: las víctimas de abuso viven alertas, en constante peligro real e imaginado, debido a que experimentan situaciones extremas dentro de su propio hogar. El enemigo vive ahí, duerme junto, en cualquier momento se puede descontrolar y atacar.
- Altos niveles de stress: son personan híper vigilantes, sumamente cuidadosas, que intentan controlar todos los movimientos internos de la casa, sus palabras, acciones; alertan a los niños para no despertar la ira de su pareja.
- Crecieron así: generalmente encontramos que en el hogar de la infancia, aprendieron a vivir con un padre o madre abusadores, que explotaban con ira, descontrolada, enojo, tristeza extrema, remataban con ellos. Piensan que así es la vida, que eso es normal y no buscan mejorar. No saben que hay otras formas de vida a las cuales pueden aspirar.
- Difícil de entender como abuso: muchas veces es sutil; palabras, miradas, gestos, silencios, evasivas, que no son fáciles de identificar como tal.
Dagmar Polasek
Psicología General
Licenciada en Psicología Clínica
Socia Fundadora de Colegio de Psicólogos
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