tú estabas dormido,
no soplaba el viento,
asomaba la luna,
el sol se había ido.
Afuera en el parque
todo era silencio,
no había organillos,
carruseles girando
ni gritos de niños.
Y aunque tú dormías,
nuestro cuarto
en penumbras
era todo mi mundo,
recordaba tu risa,
tus besos al alba,
tu mirar profundo
y envuelta en la brisa
me sentí contenta,
tu noche era mía.
María Elena Astorquiza V.
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