con mil estrellas
y al caer la noche
la tierra inquieta
se vistió de calma.
Golondrinas negras
plegaron sus alas
entibiando sus nidos
de arena y piedras.
Y al acallar el viento
su pregón agorero,
el silencio fue herido
por tus roncos te quiero
y mis dulces gemidos.
María Elena Astorquiza V.
Foto:
Golondrina Negra (Progne modesta)
por Ignacio Hernández
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