ruidos que aturden y a la vez no se escucha nada,
todo se mueve, pero nada se siente,
sólo la calma que no revela mi silencio.
Deseo pensar y no lo hago, sólo digo cosas al azar
y pregunto en voz alta para escuchar la voz del que me responde,
para así preguntarle: ¿dónde está el silencio?,
pero nadie responde,
sólo ruido que mis oídos rechazan
y el zumbido del viento que aleja cada vez más la calma,
que cuanto más le suplico, más me niega mi silencio.
No organizo mis ideas y siento mi mente estallar,
es por ello que debo pedirle a la calma,
que me devuelva el silencio,
que le dará libertad a mi alma.
Es sensato pensar que solo una cosa pediría la calma,
y es que se respete el silencio,
no valorarlo cuando en último instante nos lo exige el alma;
sólo así la calma revelará donde ha escondido el silencio,
dejando una marca de frío en el corazón,
que nos recuerde la intranquilidad que nos quita con su calor.
Todos necesitamos silencio de vez en cuando
para no sentir oprimido el corazón.
Autor: Olkis Natalia Moyetones
Derechos Reservados de autor
ASOPEY - Venezuela
Imagen de Mihail Mihaylov en Pixabay
Publicar un comentario