a la ausencia de los latidos,
con el escondido gesto de un saludo, de un adiós...
Capas de luna inmóvil para esconderme
sobre las aguas en sus reflejos...
Ser con la nada, un abandono
de la tormenta de mi sangre, del murmullo del amor
que a veces es grito dentro de su mesura.
Vestida de noche eterna perderé la costumbre
de la muerte, de la vida,
de la lucha y la rendición.
El sudor baja por mi frente, me brinda somnolencia
y dejo caer la voluntad como entrega a un sacrificio.
Anudo mis manos temblorosas al aire,
su firmeza claudica y traza sombras de pétalos
para mis desnudos pies...
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Texto publicado con autorización de su autora
Prohibida su reproducción parcial o total sin la autorización de Olga Maria Sain
Publicar un comentario