Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: Como vencer el orgullo
Author: Jose Luis Duarte
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Cuantas veces dejamos que el orgullo llene de resentimiento nuestras relaciones y nos separe de las personas más queridas. Un individuo...
Cuantas veces dejamos que el orgullo llene de resentimiento nuestras relaciones y nos separe de las personas más queridas.

Un individuo orgulloso, generalmente, tiene una personalidad autoritaria, cerrada y exigente. Es alguien incapaz de reconocer y valorar lo positivo que hay en los demás y lo que pueden aportar a un proyecto, a una situación o a una relación. Piensa que solo él o ella tiene la razón y necesita mantenerla a toda costa, aunque esto signifique invalidar, en ocasiones, la de los otros.

Es difícil mantener una conversación con quienes piensan que siempre tienen la razón, porque creen que saben más que los demás, que han acumulado una experiencia que difícilmente los otros tendrán algún día y que siempre tendrán la última palabra sobre cualquier tema, ignorando o invalidando el punto de vista de los otros. Se complicará, especialmente, si existe una relación afectiva con esas personas, porque se convertirá en una cuestión de honor o de amor, tratar de mostrar que, en realidad, nosotros tenemos parte de la razón o que nuestra idea puede ser más acertada en algún momento.

Una de las relaciones que más se afecta por estos comportamientos es la que existe entre padres e hijos. Cuando los hijos crecen y buscan independizarse se generan roces por las diferencias en los puntos de vista y las expectativas. Resulta difícil, entonces, llegar a un acuerdo, obstaculizando el proceso a través del cual, como padres, le brindamos el apoyo y el reconocimiento que necesitan los hijos en esa etapa de la vida.

La mayoría de las veces la negativa por parte de un padre a aceptar el planteamiento de un hijo se debe al amor sobreprotector y no al deseo de controlarlo o de hacerle daño. Hay padres que piensan que dan más si señalan las fallas de sus hijos, creyendo que así los estimularán a mejorar y a estar mejor preparados para afrontar la vida con éxito. Frases como "esta es mi casa y mientras vivas aquí harás lo que yo diga", dichas en un momento de ofuscación, pueden convertirse en un arma de agresión que, en lugar de acercarnos, nos aleje.

Al final de discusiones como estas, donde cada quien procura hacer respetar su punto de vista, solo queda una sensación de vacío, tristeza y molestia que hiere los corazones, enfría la relación y distancia a las personas.

El orgullo puede convertirse en una enfermedad para nuestra alma. Dar nuestro brazo a torcer es un gesto importante que muestra nuestra intención de reconciliarnos con quienes amamos.

Todos necesitamos ser valorados y reconocidos, especialmente, por parte de quienes admiramos, respetamos y queremos. Por eso, la próxima vez que esa persona especial diga o haga algo positivo y constructivo, aunque sea diferente a como lo habríamos hecho nosotros, en lugar de reaccionar sin pensar en el efecto que vamos a causar, reconozcámoslo inmediatamente. Con nuestros comentarios podemos inspirar, motivar, apoyar y hacer sentir especial a la otra persona, de manera que sienta que vale la pena el esfuerzo de mejorar. Si la relación te importa tienes que hacer algo antes de que sea muy tarde.

Maytte Sepulveda


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