Los distintos ambientes afectan el desarrollo cerebral y funcional del niño
Recomendaciones:
1. Se tierno, amoroso y atento con tu bebé: Cuando los niños reciben ternura y cuidado, tienen más probabilidades de sentirse seguros de sí y con los adultos que los cuidan. Los niños rinden mejor cuando se sienten seguros.
2. Responde a las señales y pistas de tu hijo: Los bebés y niños pequeños no pueden usar palabras para comunicar sus estados de ánimo, preferencias o necesidades, pero sí pueden enviar muchas señales a los adultos que los cuidan, entre éstas señales se encuentran los sonidos que hacen, la manera en que se mueven, sus expresiones faciales e inclusive como buscan o evitan el contacto visual. Los niños se vinculan de manera segura cuando sus padres o cuidadores intentan leer sus señales y responden con sensibilidad, es decir, de manera apropiada a cada señal particular.
3. Háblale, léele y cántale a tu hijo: No es sólo importante por el desarrollo de su cerebro, sino que brinda, además, una maravillosa oportunidad para conectarte más con él.
4. Crea rutinas y rituales: Las rutinas diarias y los rituales asociados a sensaciones agradables son tranquilizantes para los niños y les dan seguridad. La repetición de experiencias positivas forman fuertes conexiones neuronales en el cerebro, que proveen al niño de una sensación de seguridad, la seguridad de poder predecir los eventos del mundo. Con rituales y rutinas el niño aprende qué cosas esperar de su entorno y cómo entender lo que en éste sucede.
5. Propicia los juegos y la exploración segura del mundo: El juego facilita el aprendizaje del niño sobre su propio cuerpo, habilidades y limitaciones; sobre su personalidad, intereses y preferencias; sobre otras personas y el medio ambiente, la sociedad y la cultura, adquiriendo nociones de roles, tradiciones y valores.
6. Sé selectivo con la Televisión: La televisión en sí misma no puede enseñarle lenguaje a un niño, ni puede enseñarle cómo comunicarse. Es más, algunos estudios muestran que los niños que mejor aprenden en el colegio, provienen de familias que limitan el tiempo frente a la televisión y son selectivos del tipo de programas que ven. Siempre que sea posible, siéntate a ver los programas junto a tus hijos y conversa con ellos acerca de lo que están viendo.
7. Usa la disciplina como una oportunidad para enseñar: A medida que los niños crecen, se vuelven más capaces de explorar y descubrir su mundo. En el proceso, experimentan confusión y frustración, a veces muy intensamente. Mientras los niños exploran ese mundo en constante crecimiento, es necesaria la presencia de límites, y la supervisión constante y cariñosa del adulto. La tarea que tienen los padres de enseñar, implica proporcionar disciplina y si es acompañada con razones, objetividad, consistencia y la presencia de modelos, los niños pueden aprender cosas
8. Reconoce que cada niño es único y valora sus cualidades: Los niños tienen diferentes temperamentos: uno puede ser muy expresivo, mientras su hermano es más bien tímido. Al mismo tiempo, tendrán ideas, sentimientos y conductas serán distintos. Cuando los niños reciben un elogio concreto, comienzan a ver las conexiones entre sus acciones y sus consecuencias, lo que favorece enormemente que desarrollen una autoestima positiva.
9. Escoge cuidado de calidad para tu hijo y mantente involucrado: Seleccione a alguien que se preocupe por los niños y esté altamente interesado en aprender sobre su desarrollo, esa persona dará a los niños la atención que necesitan y fomentará en ellos la capacidad de jugar y explorar creativamente. Encuentre un ambiente limpio y seguro. Compruebe cuidadosamente las referencias de los cuidadores, y después de escogerle, manténgase involucrado.
10. Cuídate a tí misma(o): Cuidar niños es el más importante, maravilloso y, a menudo, el más desafiante trabajo de nuestra sociedad. Hay que proveer a los niños de un entorno sano y seguro, frente a lo cual la salud y el bienestar de los padres tiene una gran repercusión. Los padres también necesitan cuidados. Cuando estás cansada (o), preocupado, irritable, deprimido o abrumado, probablemente tendrás más dificultades para conocer las necesidades de tu hijo. Cuando te sientas así, cuídate.
Por último, recuerda que cuando te equivocas, como sucede a todos los padres, tendrás oportunidades para compensar lo errores. Lo importante es que estés atento (a) y te comuniques con tu hijo.
Fuente: EPYA
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