Hoy nos presentamos aquí, como representantes del Movimiento Jaguar que nació en Guerrero, en el seno del Partido de la Revolución Democrática.
Venimos a anunciar nuestra separación del PRD.
Lo hacemos con tristeza, pues dejaremos a muchos compañeros de lucha con quienes hemos tenido el honor de compartir este espacio. Pero lo hacemos por una razón tan simple como poderosa: el amor a la política.
Nuestra renuncia no es solamente a un partido. Estamos diciendo ‘basta’, a todo un sistema que ya sólo produce ruido y confrontación, y que nada tiene que ver con lo que las personas necesitan: no ha facilitado su progreso, no ha resuelto sus problemas más sentidos, y no ha dibujado un destino esperanzador para sus hijos.
A quienes quieran dejar de ser víctimas impotentes de sus circunstancias, dejar de creer que nada pueden hacer frente a la aplanadora de la realidad, que de nada sirve votar, o que sólo sirve si a cambio se recibe una limosna electoral. A quienes ya no quieran refugiarse y consumirse en el hartazgo, la queja, el odio y las promesas que nunca se cumplen; a todas ellas y ellos los invitamos a formar la #Ola365.
En lo personal, cómo líder del Movimiento Jaguar, hace dos años dije NO a la candidatura a gobernador de mi estado, porque me negué a pactar con la corrupción. Y el siguiente año dije NO a una competencia por la presidencia de mi partido, porque me negué a ser parte de una simulación. Hoy que me retiro del sistema de partidos, me comprometo a dedicar mi esfuerzo, mi habilidad y mi pasión en este movimiento.
Aquí, frente a ustedes y junto a mis compañeras y compañeros, termino insistiendo que el amor a la política es la fuerza que nos mueve para llegar a un mejor lugar. A todas las personas que nos leen y que confían en la grandeza de su propio espíritu, las invitamos a volcarse a escribir un momento histórico que los llenará de orgullo. Estamos vivos. Tenemos que intentarlo.
Llegaron los días de mirarnos a los ojos, para intercambiar sonrisas y generar alegría en el corazón. Porque esa es la manera de tocarnos el alma unos a otros, de volvernos a encontrar y de lograr, por primera vez, que nuestro México de colores despierte y se manifieste. En todo su esplendor. En toda su gloria.
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