Postergar las tareas, las responsabilidades y los asuntos pendientes puede llevarnos a convertir en un caos nuestro día a día. Vale la pena que intentemos romper con esta especie de círculo vicioso en el que nos quedamos atrapados al buscar el alivio inmediato que se produce al no tener que afrontar aquello que nos es difícil o complicado de manejar.
Cuando nos acostumbramos a vivir de esta manera, siempre tenemos la excusa perfecta por la que no hicimos lo que nos correspondía hacer, de manera que vivimos acumulando tareas pendientes que, a su vez, nos hacen sentir abrumados y estresados.
Son muchas las causas por las cuales decidimos postergar en un momento dado algún asunto. A veces es por el miedo al cambio, a sentirnos incapaces de hacerlo, a que nos digan que no, a que nos salga mal o a que nos desaprueben; otras, porque nos distraemos fácilmente o porque estamos programados para dejarlo todo para última hora... en cualquiera de estos casos, es necesario que rompamos con ese hábito negativo que tantos dolores de cabeza nos produce por el estrés y la tensión que experimentamos cuando nos enfrentamos a las consecuencias de no ocuparnos de hacer las cosas en el momento en el que nos correspondía hacerlo.
Secretos para ser más eficientes
Define el objetivo. Lo más importante es decidir cuál es la tarea o la acción que vas a realizar. Recuerda que para conseguir grandes metas, primero tienes que dar pequeños pasos. Es más sencillo si la desglosas en pequeñas fases de manera que puedas ir cumpliendo con cada una de ellas, hasta conseguirla completamente. Toma en consideración el tiempo real y el trabajo que te tomará lograrla.
Elabora un plan de acción. Anota los pasos de forma clara y ordenada, de manera que sea más fácil mantenerte enfocado en la dirección que deben tener tus esfuerzos. Pregúntate cada día: ¿Qué puedo hacer hoy para estar más cerca de cumplir mi meta? ¡Decídelo y hazlo!
Busca los recursos. Tómate el tiempo para pensar en todo lo que necesitas para cumplir con esos asuntos pendientes que te dan vueltas en la cabeza. Ocúpate de reunir todos los elementos, las herramientas y la información que te hagan falta para resolverlos uno a uno.
Acepta los imprevistos. Recuerda que siempre se presentarán situaciones imprevistas que te distraigan o te ocupen de otra manera, mantén el foco en terminar la tarea que realizas una vez que hayas tomado la decisión de hacerlo y no te levantes hasta terminarla. Vence tu propia resistencia.
Maytte Sepúlveda
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