Dicho de otra manera, comer guiso de lentejas significaba que te encontrabas en una situación de máxima precariedad.
Pasó un ministro del emperador y le dijo "¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y a adular un poco más al emperador, no tendrías que comer tantas lentejas".
Diógenes dejó de comer, levantó la vista, y mirando al acaudalado interlocutor intensamente, contestó:
"Ay de ti, hermano. Si aprendieras a comer un poco de lentejas, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador".
©Jorge M. Bucay
Del libro "Déjame que te cuente..."
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