Esto es así aunque no creas plenamente en este concepto.
Ya sé, has escuchado muchas veces eso de que “los pensamientos condicionan tus acciones”, “hay que tener ideas positivas y desterrar las negativas” y conceptos similares, pero no les das mucho crédito. Al fin y al cabo, ¡son solo pensamientos!
No importa. Porque esto funciona aunque desconfíes de que esto puede ser útil para ti.
Cuando decides cambiar un pensamiento, no solo se modifica la percepción de lo que te rodea, sino también lo que proyectas y hacia dónde enfocas tu energía para trazar un camino y obtener resultados.
Entonces, tengo una propuesta para hacerte que puede aumentar la abundancia que hay en tu vida. Por abundancia me refiero a lo que quieras: más amor, dinero, claridad mental, oportunidades… lo que escojas estará muy bien para ti.
Solo te pido algunos segundos de tu tiempo sin ocupaciones, ese que tienes cuando viajas a tu trabajo, cuando esperas, cocinas, caminas… ya sabes.
En esos ratitos en los que tu mente no hace nada que consideres que necesita una gran concentración, piensa si has tenido algún pensamiento limitante en las últimas horas. Alguna frase que te haya venido a la mente descalificándote, maltratándote, cercenando tus ilusiones o proyectos, aunque parezca inofensiva, la uses a menudo o la hayas escuchado desde que tengas uso de la razón.
Pueden ser del tenor de: “qué inútil”, “nunca nada me sale bien”, “no soy bueno/a para…”, “no hay suficiente”, “nunca conseguiré un ascenso o un mejor trabajo” o cualquier uso de palabras de menosprecio hacia tu persona, incluyendo “malas palabras/groserías”.
Ya sé, me dirás “quién no las usa de tanto en tanto” y yo te responderé: de ahora en adelante, TÚ.
Porque si te dices cosas hirientes, estás cerrándote ante la abundancia que puede venir a tu vida. Y como mereces muchas cosas buenas, es preciso que las puertas estén abiertas de par en par para atraerlas y para recibirlas.
Independientemente del grado en que supongas que esto tal vez traiga aparejados beneficios, todos los días durante una semana, dedica unos segundos a desechar los pensamientos limitantes. Cuando te des cuenta de que utilizaste uno, visualízalo, escúchalo. Después, píntalo de blanco o hazlo desaparecer y sobre él plasma lo opuesto. Por ejemplo, si notas un “nunca podré cambiar mi auto”, desintegra estas palabras y fija la frase: “estoy más cerca de cambiar mi auto”. Palabras como: desde ahora, en adelante, pero, son útiles para descartar lo que ya no te sirve y empezar a construir un futuro distinto.
Fuente:
Publicar un comentario