Muy pocas personas llegan a conocer el amor, y son las que han alcanzado antes la soledad. Y en tu soledad, la meditación es natural, simple, espontánea. Entonces simplemente sentándote en silencio, sin hacer nada, estás en meditación; no necesitas repetir un mantra ni canturrear ningún estúpido sonido. Simplemente te sientas o caminas, o haces tus cosas, y la meditación es como un clima que te rodea, que te envuelve como una nube; te inunda de luz. Estás inmerso en ella, bañado en ella y esa frescura va aumentando en ti; entonces empiezas a compartir. ¿Qué otra cosa puedes hacer? El amor es una consecuencia de la soledad. Cuando una canción nace en tu corazón tienes que cantarla. Y cuando el amor nace en tu corazón tienes que dejarlo salir. Cuando la nube está cargada de lluvia, llueve, y cuando la flor está rebosante de fragancia, la emana a los vientos. Sin dirección alguna, esparce su fragancia. Y la flor no pregunta: “¿Qué recibo a cambio?”. La flor está feliz de que los vientos hayan sido lo bastante amables para liberarla de su carga.
El amor verdadero ocurre cuando no hay posesividad. Y la verdadera meditación ocurre cuando no hay esfuerzo.
Osho
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