- Mantén la serenidad. Ante situaciones que te molesten, resiste el impulso de reaccionar en el acto. Cálmate y respira profundamente.
- Acepta lo sucedido. En lugar de quedarnos atrapados en un recuerdo, pensando en lo que pudimos hacer para evitar lo sucedido, sintiéndonos víctimas o culpables, centrémonos en buscar la solución.
- Pasa la página rápidamente. Aceptar lo que no podemos cambiar y dejar ir lo que nos hace daño, pondrá punto final a este proceso, permitiéndonos sanar el dolor. Repite con fuerza: ¡No voy a permitir que nada ni nadie me quiten la oportunidad de ser feliz hoy!
- Crecer con la experiencia. Mira a las personas que te afectan negativamente como maestros y perdónalos por lograr sacar pensamientos y emociones ocultas en ti. ¡No podemos cambiar el comportamiento de otros, pero sí manejar la forma en la que vamos a reaccionar hacia ellos!
- Toma conciencia del efecto que generaste. Podemos transformar las emociones alteradas que amenazan nuestro bienestar y la buena relación con los demás, si estamos dispuestos a resistir el impulso de reaccionar, a mantener una buena actitud y a ser más tolerantes y flexibles.
- Responsabilízate por tus actos. Es fácil reconocer los errores de los demás, pero muy difícil aceptar los nuestros. Vale la pena comenzar a escuchar lo que dices, para reconocer, inclusive, el tono emocional que acompaña tus comentarios. Observa tu comportamiento, tu actitud y comienza a cambiarlos.
- Perdónate por tus errores y pide perdón. Perdónate por no haber actuado como ahora comprendes que debiste hacerlo. Date la oportunidad de conocer lo que guardas y de limpiar ese espacio interior para llenarlo de sentimientos y recuerdos diferentes y positivos. Busca recuperar tu paz y ejercer tu derecho a ser feliz.
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