En todos aquellos que llevan una vida ordinaria, prosaica, los cinco sentidos se atrofian. Por el contrario, el espiritualista, siente los matices y las sutilezas de los seres y de las cosas. No sólo no se priva de ninguna alegría, sino que multiplica los placeres que puede saborear y eleva su calidad. Porque toda la naturaleza está preparada para derramar sus tesoros en el alma y en el espíritu de aquel que abre su inteligencia y su corazón. "
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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