mientras tratas de desenmarañar
las redes que tejen a tu alrededor.
Redes que parten tu alma
cual rayo parte aquel árbol.
Árbol que habías escalado,
día a día,
alimentando con el calor de tu corazón
sus fuertes ramas.
Ramas que salieron de tus entrañas,
que encierran tus tesoros
en cada una de sus hojas.
Hojas que ayer mecieron tus manos
y hoy mece el viento a su antojo.
Viento que te atrapó
dejando a su paso
sólo, tristes y frías sombras.
Maria Glez Méndez
Publicar un comentario