Llega con sus manos vacías, con sus bolsillos rotos,
Me ofrece su nada, y me siento con su todo...
Y usted Señor, no sabe como valoro esos vacíos que me ofrece...
Lo prefiero así, siendo real, siendo esencia...
Quisiera caminar en su oscuridad, bailar con su soledad,
Acariciar el rostro que esconde su máscara... y serle.
Quedarme en sus penumbras y vivirle en medio...
Ni luz ni oscuridad... esa parte intermedia que pocos ven.
Correr el velo de su encanto... Y encontrarlo allí...
Indefenso, hambriento, rabioso... temeroso...
Usted y sus demonios...
Después... Después quedarme dormida en su pecho
Y sentir que su latido están fuerte como el mío...
Permita Señor, que mis suspiros se posen en sus labios
Y pueda agonizar mi mente en sus brazos...
Usted Señor, no sabe como inquieta mi alma...
Beatriz Fonnegra.
Publicar un comentario