A comienzos de la década de los años setenta, la emisión a la atmósfera de grandes cantidades de sustancias llamadas clorofluorocarbonos (CFC) atrajo el interés de los científicos Sherwood Rowland y del químico mexicano Mario Molina.
Al estudiar sus efectos en la atmósfera advirtieron que los CFC utilizados en la refrigeración y en aerosoles destruían la capa de ozono. Sus investigaciones recibieron el Premio Nobel de Química el 11 de octubre de 1995.
Los estudios de Molina y Rowland propiciaron que en septiembre de 1987 se concretara en un acuerdo internacional: el Protocolo de Montreal, para la eliminación del consumo y producción de sustancias agotadoras de la capa de ozono estratosférico.
La SEMARNAT continúa promoviendo la eliminación de los Hidroclorofluorocarbonos (HCFC), por ejemplo con su sustitución en aires acondicionados por sustancias que no dañan la capa de ozono y con mayor eficiencia energética.
Asimismo, México ha finalizado con gran éxito el proyecto de destrucción de sustancias agotadoras de ozono (SAO) en desuso y que han sido recuperadas a través de los centros de recuperación y reciclado autorizados en México, eliminando 113 toneladas de estas sustancias.
Así, este año el planeta celebra el 30 aniversario del Protocolo de Montreal, el acuerdo ambiental que ha permitido la eliminación en el mundo del 99% del consumo de las sustancias que dañan la capa de ozono.
Fuente:
SEMARNAT, blog
Publicar un comentario