Limpie mi soy, saqué los escombros... Me abracé...
Me puse mis tacones...
Caminé firme, segura... Y sonreí...
No necesité maquillar mis lágrimas...
Ya no era cenizas, me había parido nuevamente...
Y la oscuridad me enseñó su luz...
Ya no hay tiempo, para no tener tiempo,
Para amar a escondidas, ni besar con afán...
Ahora, comparto un café en silencio
Y esos instantes, son mi eterno...
Beatriz Fonnegra
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